Los síndromes de dispersión determinan cómo las plantas expanden su distribución geográfica cuando están en forma de semillas. En su formulación más básica, estos incluyen hidrocoria (dispersión por o a través del agua, como los cocos que flotan largas distancias) o anemocoria (dispersión por el viento, como los dientes de león), así como endozoocoria (dispersión dentro del tracto digestivo de animales) y epizoocoria (dispersión pegados al pelo, piel o patas, como multitud de herbáceas mediterráneas). Aunque sabemos que su papel, al menos en algunos casos, puede ser clave para la dispersión a media y larga distancia (por ejemplo), su papel en la estructuración de metapoblaciones dentro de la distribución de las especies (en el “rellenado” de sus rangos de distribución) es relativamente desconocido.

En un trabajo recién publicado, María Leo y colaboradores muestran que los síndromes de dispersión tienen un efecto limitado sobre la proporción de su distribución potencial que ocupan las plantas del archipiélago de las Azores. Es decir, que el grado de “rellenado” de las áreas que potencialmente podrían ocupar dentro del archipiélago es en gran medida independiente del síndrome de dispersión de cada especie, excepto en el caso de la endozoocoria.

En Azores, la intervención de aves y otros animales ha permitido a muchas especies con frutos carnosos o nutritivos colonizar las áreas más elevadas o inaccesibles de las islas. Un ejemplo reciente lo proporciona la expansión del Pittosporum undulatum, el arbusto asiático que ilustra este post, y que es una planta invasora en varias partes del mundo. Este pitosporo de bayas anaranjadas se introdujo originalmente en el siglo XIX para crear setos que protegieran a los cultivos del viento, y que ahora se distribuye por amplias áreas de las islas ocupando gran parte de su distribución potencial gracias al papel de la subespecie local de mirlo (Turdus merula azorensis (ver un análisis detallado para la isla de São Miguel).

La importancia de estos resultados radica en demostrar que, aunque poseer algunos síndromes de dispersión puede ser importante para ser capaz de realizar procesos de dispersión a gran escala, su papel en la estructuración de las metapoblaciones dentro de una región puede ser más limitada de lo que se pensaba, y sólo aquellas especies que se aprovechan de la dispersión activa por parte de animales pueden tener una mayor capacidad de ocupar sus áreas potenciales de distribución de manera más efectiva. Hasta qué punto esto se extiende a las comunidades más ricas de los continentes está todavía por determinar.

Más información:

Leo, M., Steinbauer, M.J., Borges, P.A.V., de Azevedo, E.B., Gabriel, R., Schaefer, H. & Santos, A.M.C. (2021) Dispersal syndromes are poorly associated with climatic niche differences in the Azorean seed plants. Journal of Biogeography, https://doi.org/10.1111/jbi.14151